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_cc781905-5cde-3194 -bb3b-136bad5cf58d_ Cassinese Benedictine Congregation
_cc781905-5cde-3194 -bb3b-136bad5cf58d_Congregación Americana Subiaco Cassinese
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All Churches are welcome at our beloved Church on Mount Zion in Jerusalem Israel.
La Santa Iglesia Católica Asiria de Oriente
La Iglesia Asiria de Oriente es una antigua Iglesia Canónica presente en esta tierra desde los albores del cristianismo. Los Hechos de los Apóstoles informan que "Partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia" estaban presentes en el Cenáculo el día de Pentecostés. Fueron los primeros cristianos en Persia, donde, según la tradición, predicaron más tarde el apóstol Santo Tomás y sus discípulos Addai y Mari.
En su historia secular, la Iglesia Asiria de Oriente maduró, en un contexto cultural predominantemente semítico y siríaco muy cercano a las primeras comunidades apostólicas, una tradición teológica y espiritual.
A principios de la Edad Media, la Iglesia Asiria de Oriente desarrolló un extraordinario dinamismo misionero siguiendo las diversas rutas de la seda a través de Asia Central, India e incluso China. Tiene el mismo patrimonio teológico y litúrgico que las Iglesias caldea y siro-malabar de la India, que entraron en comunión con la Iglesia de Roma en el siglo XVI.
Desde sus orígenes, la historia de la Iglesia Asiria de Oriente estuvo trágicamente marcada por la persecución. Páginas dramáticas que se entrelazan con los períodos del Imperio Persa, luego el Imperio Mongol y finalmente el Imperio Otomano. En particular, tras la masacre que tuvo lugar entre 1914 y 1924, también conocida con la expresión "Seyfo" (en siríaco significa literalmente "espada"), la mayoría de sus fieles emigraron a Occidente, llevándose consigo una tradición secular. Aunque quedan grandes comunidades en Oriente Medio, particularmente en el norte de Irak, Siria, Irán y Líbano, casi la mitad de los 450.000 fieles de esta Iglesia milenaria se encuentran en Estados Unidos, con una importante diáspora en Canadá, Europa y Australia.
Declaración Cristológica Común
El diálogo entre las Iglesias católica y asiria de Oriente condujo, en 1994, a la firma de a Declaración Cristológica Común🇧🇷 En este documento, el Papa Juan Pablo II y el Católicos-Patriarca de la Iglesia Asiria de Oriente, Mar Dinkha IV, reconocen que comparten la misma fe en Jesucristo. “Como herederos y custodios de la fe recibida de los Apóstoles - leemos en el texto - confesamos a un solo Señor Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, nacido del Padre antes de todos los tiempos, el cual, habiendo llegado a la plenitud de los tiempos, descendió del cielo y se hizo hombre para nuestra salvación”.
“Prescindiendo de las diferencias cristológicas existentes -se subraya- hoy confesamos juntos la misma fe en el Hijo de Dios que se hizo hombre para que nosotros, por su gracia, seamos hijos de Dios". “El misterio de la Encarnación que profesamos juntos no es una verdad abstracta y aislada. Es el Hijo de Dios enviado para salvarnos”.
En 2014, recibiendo a Mar Dinkha IV en el Vaticano, o Papa Francisco definió la Declaración Cristológica Común firmada en 1994 como "un hito" en el camino "hacia la plena comunión". “Con ella - dijo Francisco - reconocemos que confesamos la única fe de los apóstoles, la fe en la divinidad y la humanidad de Nuestro Señor Jesucristo, unidas en una sola persona, sin confusión ni cambio, sin división ni separación”.
La Declaración Conjunta de 2018
En 2015, Mar Gewargis III fue elegido Católicos-Patriarca de la Iglesia Asiria de Oriente. En el mensaje poco después de las elecciones, el Papa Francisco recordó a los cristianos y otras minorías religiosas en Irak y Siria. “Junto a vosotros -dice ese documento- pido al Señor que os dé fuerzas para perseverar en vuestro testimonio cristiano”.
En noviembre de 2018, el Papa Francisco y Mar Gewargis III firmaron a Declaración conjunta sobre la situación de los cristianos en Oriente Medio🇧🇷 En el texto, redactado en 8 puntos, se subraya la gratitud al Señor “por la creciente cercanía en la fe y en el amor entre la Iglesia asiria de Oriente y la Iglesia católica”. Y se recuerda que “en las últimas décadas, nuestras Iglesias se han acercado más que nunca a lo largo de los siglos”.
A la espera del día en que sea posible celebrar juntos en un mismo altar, se reitera la intención de "avanzar en el reconocimiento mutuo y en el testimonio compartido del Evangelio". En este camino, prosigue la Declaración, “experimentamos un sufrimiento común derivado de la dramática situación de nuestros hermanos y hermanas cristianos en Oriente Medio, especialmente en Irak y Siria”.
"Cientos de miles de hombres, mujeres y niños inocentes sufren inmensamente por conflictos violentos que nada puede justificar". Conflictos que “han incrementado el éxodo de cristianos de las tierras donde convivían con otras comunidades religiosas desde tiempos de los Apóstoles”.
El texto concluye con una fuerte invitación al diálogo: “Cuanto más difícil es la situación, más necesario es el diálogo interreligioso basado en una actitud de apertura, verdad y amor. Este diálogo es también el mejor antídoto contra el extremismo, que es una amenaza para los seguidores de todas las religiones".